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Le llamaron «Su Majestad El Viti» o «el As de Espadas», hoy, simplemente, es don Santiago Martín Sánchez, el torero más grande que ha dado Salamanca y, por ende, que ha tenido y tiene Castilla y León. Uno de los pocos que, desde el año 1957, cuando debuta con picadores en Ledesma, hasta el año 1979, temporada en la que se retira en Valladolid, ha conseguido poner de acuerdo a la mismísima Sevilla, al mocerío de Pamplona, a los aficionados de Madrid, de México, de Ecuador, de Venezuela, de Perú, de Colombia, de La Glorieta. . . Charro Universal, profeta en su tierra como ninguno. En Madrid logró cruzar el umbral de la puerta grande 16 tardes, dos veces como novillero, catorce como matador. Nadie, hasta hoy, ha superado esas cifras. Torero castellano, sobrio, serio, honrado y respetado, basaba su toreo en el dominio, la cadencia, el temple, la ligazón y el conocimiento del toro y los terrenos. El año 1997 el Ministerio de Cultura otorga al maestro de Vitigudino «la Medalla de Oro de las Bellas Artes».
Hoy, cuando el Parlamento Catalán a través de una iniciativa popular está estudiando suprimir la Fiesta de los Toros, la afición, representada a través de la Asamblea de la Federación de Peñas Taurinas de Salamanca, «Helmántica», se congratula por la decisión adoptada con las distintas instituciones, asociaciones, entidades o personas, que promovieron la iniciativa de que la Junta de Castilla y León distinguiera a don Santiago Martín Sánchez con «el Premio de las Artes de Castilla y León 2009». Por ello, y porque nadie como él representa la figura de un artista castellano y leonés que traspasó fronteras, el señorío de un torero, los valores humanos de una persona y la imagen de los aficionados de una región tan taurina como la nuestra, desde este pequeño rincón, queremos remitir al maestro de Vitiguidino nuestra más cordial enhorabuena.
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