Homenaje de la Federación de Peñas Taurinas de Salamanca al maestro Julio Robles como muestra de desagravio por la profanación de su tumba en Ahigal de los Aceiteros

Hace ya varios días que se produjo un atentado infame contra la figura y la persona del gran torero Julio Robles. Si alguien no se merecía un acto tan humillante contra su persona, ese era Julio Robles. Una figura del toreo que nunca guardó rencor a 'Timador', el toro que acabó con la movilidad de sus piernas, sino todo lo contrario, porque dedicó gran parte de su tiempo a la crianza del toro bravo.

Muchas personas del mundo del toro han querido estar con Julio y con su familia ayer por la mañana en la explanada de La Glorieta. Sus hermanas Candelas, Isi y Maribel, junto con su hermano Florindo estuvieron presentes en una mañana emotiva tambin para José Martín y decenas de roblistas que no quisieron perdérselo.

Por allí estaban, entre otros, José Dani 'Calada'; compañero de tantas aventuras desde chavales, José Ramón Lecea; compadre del maestro; Marcial Villasante, uno de los primeros que le ofreció novilladas y el primero que le firmó el carné de profesional. Su fiel Félix Rodríguez, cerca de Pablo y Zamorano de San Felices y al lado de nuestro buen amigo Moreno; panadero de Santis.

Otros como Rafa Sierra, Pilar Fernández Labrador, compañeros de la prensa, decenas de personas de Cáceres y Badajoz que colapsaron el teléfono del gran Ramón González, porque sólo podían estar presentes de corazón y muchos más que no caben en este pequeño resumen pero que seguro lo harán el en corazón del llorado maestro.

Un detalle muy bonito fue la tímida presencia en el acto del primer amor de Julio, llegada desde las orillas del Yeltes, que estuvo en segundo plano pero sin pasar desapercibida para los amigos de Robles. Es la demostración de que la gran figura del maestro sigue presente en todos nosotros y el recuerdo de sus grandes tardes en las plazas. Lo que sumado a su enorme corazón harán que nunca nos olvidemos de su figura y su presencia esté cada tarde en el coso charro donde era capaz de poner en pie a la plaza con su magnífico toreo de capa y al natural que destacó en una época de gran competencia entre los compañeros.